¿Vamos rumbo a la 3ᵅ Guerra Mundial?
Seguro has leído los titulares sobre los ataques militares y el creciente conflicto político. Todo esto puede ser muy aterrador.
Hay días que parece que el terrorismo y la violencia sólo están empeorando. Con tantas matanzas y atrocidades, ¿es inevitable otra guerra mundial?
Tal vez quieres echar todo a un lado y prepararte para lo peor. O tal vez estás enojado y listo para tomar represalias. Pero la venganza nunca resuelve nada. De hecho, un acto de venganza casi siempre conduce a otro, y luego otro y otro.
Hay una mejor manera.
Cuando Jesucristo reina en nuestras vidas, él nunca nos deja. Más que eso, él ganó la batalla entre el bien y el mal. En Juan 16:33, él nos dice: “En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo”. Él venció el mal que hay en el mundo al morir por los pecados de la humanidad, para darnos paz interior cuando depositamos nuestra fe en él.
La realidad es esta: en el mundo siempre habrá maldad por causa del pecado que hay en nosotros, sin embargo, no tenemos que temer.
Ya sea persecución y sufrimiento o muerte y devastación, no importa cuántas malas noticias puedas escuchar, recuerda que Dios tiene la última palabra.
Sí, el mundo está estropeado. Sí, hay destrucción, violencia y batallas interminables, pero tú puedes tener paz en medio de todo; una paz duradera y más fuerte que cualquier ataque de miedo o ansiedad que te encuentres en el camino. ¿Por qué no confiar en Aquel que todo lo conoce, incluso las cosas que no podemos entender?
Entrégale todo a Dios.
Paso 1 – El propósito de Dios: la paz y la vida
Paso 2 - El problema: nuestra separación de Dios
Paso 3 - El puente de Dios: la Cruz
Paso 4 - Nuestra respuesta: recibir a Cristo
- Admite tu necesidad. (Soy un pecador).
- Decide en tu corazón apartarte de tus pecados. (Arrepiéntete).
- Cree que Jesucristo murió por ti en la cruz y resucitó de la muerte. (Sé salvo por la fe).
- Ora a Dios con tus propias palabras e invita a Jesucristo a controlar tu vida por medio del Espíritu Santo. (Recíbelo como Señor y Salvador).
“Querido Dios: Sé que soy un pecador y te pido perdón. Creo que Jesucristo es Tu Hijo. Creo que Él murió por mis pecados y que Tú lo resucitaste. Quiero confiar en Él como mi Salvador y seguirle como Señor desde este día en adelante. Guía mi vida y ayúdame a hacer tu voluntad.Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén”.
¿Oraste para recibir a Jesucristo y comenzar una relación con Él?