Me siento sola
¡Me siento sola! ¿Cuántas veces has pensado que si tan solo encontraras a la persona correcta, que te conociera y te amara perfectamente, entonces serías feliz? O tal vez te has dado por vencida e incluso estás aprendiendo a estar sola, pensando que a veces sería mejor así.
Las películas, las novelas y los programas de televisión tienden a mostrar la idealización de un amor perfecto, y presentan personajes que están dispuestos a hacer cualquier esfuerzo o sacrificio con tal de llegar a estar con esa persona, porque es la persona indicada, la única con la que la felicidad dejará de ser un sueño y se convertirá en una realidad.
Lamentablemente, hay muchas personas que aun estando con alguien, se sienten solos. Estos sentimientos resultan en una combinación de tristeza y soledad.
Ese deseo enorme e infinito que todos sentimos dentro de nosotros de sentirnos amados perfecta y totalmente no es casualidad. Dios lo puso en nuestro corazón. Y no hay nada malo en ello. Por el contrario, es un deseo bueno y puro, puesto que Dios así nos hizo. Sin embargo, ese vacío y ese deseo solo puede satisfacerlo una relación íntima y profunda con Dios. El verdadero deseo de nuestra alma no es otro ser humano: es Dios mismo.
Los seres humanos somos falibles. El amor que podamos recibir de otra persona nunca será suficiente y siempre nos dejará con una sensación de insatisfacción. Dios es el único que nos ama tan profunda y tan eternamente como lo anhela nuestra alma.
Una persona que entra en una relación de pareja sin haber encontrado la fuente de satisfacción perfecta en Dios, entra en la misma esperando y demandando recibir del otro lo que necesita para ser feliz. Y el único fruto posible es la frustración.
Entonces, ¿qué debes hacer cuando te sientes sola?
Sólo el amor de Dios puede llenar ese vacío y soledad en nuestros corazones. Fuimos creados para tener una relación con él, y no vivir tristes y solos. Sin esa relación, estamos incompletos. Hoy puedes decidir iniciar una relación íntima con Dios.
Paso 1 – El propósito de Dios: la paz y la vida
Paso 2 - El problema: nuestra separación de Dios
Paso 3 - El puente de Dios: la Cruz
Paso 4 - Nuestra respuesta: recibir a Cristo
- Admite tu necesidad. (Soy un pecador).
- Decide en tu corazón apartarte de tus pecados. (Arrepiéntete).
- Cree que Jesucristo murió por ti en la cruz y resucitó de la muerte. (Sé salvo por la fe).
- Ora a Dios con tus propias palabras e invita a Jesucristo a controlar tu vida por medio del Espíritu Santo. (Recíbelo como Señor y Salvador).
“Querido Dios: Sé que soy un pecador y te pido perdón. Creo que Jesucristo es Tu Hijo. Creo que Él murió por mis pecados y que Tú lo resucitaste. Quiero confiar en Él como mi Salvador y seguirle como Señor desde este día en adelante. Guía mi vida y ayúdame a hacer tu voluntad.Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén”.
¿Oraste para recibir a Jesucristo y comenzar una relación con Él?